Introducción
Las micotoxinas modificadas son derivados de micotoxinas producidas por hongos, o formadas a partir del metabolismo de plantas infectadas o animales, como parte de su mecanismo de defensa. La ausencia de datos sobre este tipo de micotoxinas limita el conocimiento sobre su toxicidad, pudiendo ser esta: igual, inferior o superior a la toxicidad de la micotoxina madre. Por ello, es importante tener presente que la exposición de las aves a estos metabolitos puede generar importantes alteraciones en su salud y rendimiento.
Micotoxinas modificadas de la zearalenona
En el caso de la zearalenona (ZEA), se ha observado que el metabolito mayoritario en los pollos de engorde y las gallinas ponedoras suele ser el β-zearalenol (β-ZEL), mientras que en pavos es el α-zearalenol (α-ZEL). Por otro lado, en todos los casos la glucuronidación es considerada la reacción mayoritaria de conjugación.
En las aves, cuando se estudia el impacto de la ZEA, entre el 93% y el 100% de los casos de exposición están relacionados únicamente con la ZEA en su forma original. Esto es así ya que no se dispone de datos suficientes sobre las formas modificadas de esta micotoxina como α-zearalanol (α-ZAL), β-zearalanol (β-ZAL), zearalanona (ZAN), α-zearalenol (α-ZEL) y β-zearalenol (β-ZEL). Es decir, no se ha estudiado lo suficiente cuánto contribuyen estas formas derivadas a la exposición total en aves.
La EFSA (2017) concluyó que el riesgo de que la ZEA y sus formas modificadas afecten negativamente la salud de las aves de corral es extremadamente bajo. Esto se debe a que las aves toleran niveles altos de esta micotoxina sin mostrar efectos adversos (es decir, tienen valores de NOAEL elevados) y a que su dieta habitual no suele contener grandes cantidades de ZEA. En cuanto a la sensibilidad entre especies, los pavos son más resistentes que los pollos, ya que su NOAEL es de 9100 µg por kilo de peso corporal, mientras que en los pollos es de 7500 µg/kg. Esta diferencia se basa en efectos observados como la reducción de linfocitos y la inflamación de los ventrículos.
La ZEA y sus formas modificadas presentan actividad estrogénica, es decir, pueden imitar el efecto de las hormonas sexuales femeninas, lo que está relacionado con su toxicidad. Sin embargo, esta actividad varía entre los diferentes compuestos. De mayor a menor potencia estrogénica, el orden es el siguiente: α-ZEL > α-ZAL > ZEA = ZAN = β-ZAL > β-ZEL. Esto muestra que algunos metabolitos son incluso más activos que la micotoxina original.
Micotoxinas modificadas del Deoxinivalenol
El deoxinivalenol (DON) puede transformarse en diferentes compuestos, como el DON-3-glucósido (DON-3G), que es su principal metabolito en las plantas. A diferencia de los cerdos, los pollos no pueden convertir el DON-3G nuevamente en DON, lo que podría reducir su toxicidad en esta especie. Sin embargo, en los pollos se ha observado que el 3-acetil-DON (3-Ac-DON) se transforma casi por completo en DON, y que el 15-acetil-DON (15-Ac-DON) lo hace de forma parcial.
Por otro lado, dado que todos estos compuestos actúan de manera similar sobre el ribosoma, se espera que presenten una toxicidad comparable a nivel intestinal. En cuanto a la sensibilidad, los pavos son más tolerantes al DON que los pollos de engorde, las gallinas y los patos, según los niveles sin efecto adverso observado (NOAEL).
Alizadeh et al. (2016) evaluaron la citotoxicidad y el efecto sobre la permeabilidad intestinal del DON y varios de sus metabolitos en células Caco-2, un modelo in vitro del intestino humano. Sus resultados indicaron que el 3-Ac-DON tiene una toxicidad comparable a la del DON, aunque con menor efecto citotóxico y menor alteración de la barrera intestinal. En cambio, el 15-Ac-DON mostró ser ligeramente más tóxico que el DON. Por otro lado, ni el DON-3G ni el de-epoxi-DON (DOM-1) causaron efectos adversos mensurables sobre la integridad intestinal.
En cuanto a las aves, el DON-3-sulfato (DON-3S) es uno de los principales metabolitos de excreción. Jurisic et al. (2019) estudiaron su posible transferencia a los huevos y concluyeron que no existe un riesgo significativo para la salud pública, incluso si el DON-3S, que no es tóxico por sí mismo, llegara a hidrolizarse en el intestino del consumidor, liberando DON activo.
Conclusión
De esta forma, es necesario profundizar en la investigación sobre las micotoxinas modificadas derivadas de compuestos como la ZEA o el DON, entre otras, debido a su potencial impacto negativo en la salud intestinal, inmunológica y hepática de las aves. Estas formas modificadas pueden alterar significativamente diversos parámetros fisiológicos y productivos, comprometiendo el rendimiento zootécnico y aumentando la susceptibilidad a enfermedades.