¿EXISTEN LAS MICOTOXINAS EN EL ALIMENTO DE ANIMALES DE COMPAÑÍA?

Con el paso de los años, se ha observado una creciente atención y cuidado por la salud y el bienestar de los animales de compañía debido a la relación entre las personas y estos animales. 

Igualmente, la atención por la dieta de las mascotas ha crecido de manera significativa no sólo por la gran disponibilidad de diferentes tipos de alimento sino también por el conocimiento de las distintas necesidades nutricionales. Hoy en día, la industria de alimentos para animales de compañía (mascotas) pone a disposición una gran variedad de productos alimenticios.

Conviene destacar que el término «alimento para mascotas» abarca los piensos disponibles comercialmente destinados al consumo de mascotas, normalmente específicos para el tipo de animal, como comida para perros o gatos. Ahora bien, la industria general de alimentos para mascotas también atiende a otras especies como aves, peces, reptiles y roedores, además de perros y gatos (Miller, 1996; Boermans y Leung, 2007). 

Dependiendo de los métodos de procesamiento aplicados, los ingredientes utilizados y el contenido de humedad del alimento para mascotas, se puede clasificar en términos generales en tipo seco, tipo semihúmedo y tipo húmedo (Case et al., 1998). A pesar de que en el mercado hay disponible una amplia gama de alimentos para mascotas, el tipo dominante es el pienso seco. 

Uno de los ingredientes más comunes de estos alimentos secos son los cereales, vectores de micotoxinas nocivas que suponen un riesgo para la salud de las mascotas.

Necesidades nutricionales y riesgos en perros y gatos: un factor a tener en cuenta

De igual forma, conviene diferenciar que no todos los animales de compañía (mascotas) presentan las mismas necesidades nutricionales. 

En el caso de los perros, por ejemplo, son omnívoros y los gatos carnívoros. Así pues, cada alimento debe tener una composición y un valor nutricional adecuados. Esta diferencia conlleva también diferentes requerimientos de nutrientes en sus dietas. Por ejemplo, los gatos utilizan proteínas como fuente principal de energía, por lo que su comida debería contener más proteínas en comparación con la comida para perros.

Los principales signos clínicos que presentan perros y gatos intoxicados por micotoxinas presentes en sus alimentos son: vómitos, diarrea, convulsiones, dolor abdominal, polidipsia, poliuria, ascitis, anorexia y desarrollo de daño hepático crónico.

Desafío

Cabe destacar que la contaminación por micotoxinas de los ingredientes agrícolas utilizados en el proceso de fabricación de alimentos para mascotas representa un grave riesgo para la salud de los animales de compañía. Los cereales y sus subproductos contaminados con micotoxinas se utilizan habitualmente en la fabricación de alimentos para mascotas y han estado implicados en brotes de micotoxicosis en varios países (Boermans y Leung, 2007; Arnot et al., 2012; Scudamore et al., 1997).

Para abordar este desafío, es necesario identificar y cuantificar la presencia de micotoxinas en los ingredientes que se utilizarán para fabricar estos alimentos para mascotas. Así pues, el uso de metodologías precisas que permitan determinar qué micotoxinas están presentes, así como sus concentraciones, es imprescindible.

De la misma forma, cobra especial importancia no sólo la identificación y cuantificación sino también la interpretar de los resultados para evaluar su criticidad. Es por este motivo que trabajar con un producto específico (adsorbente de micotoxinas para mascotas) y la recomendación de expertos son necesarias para luchar frente una de las principales preocupaciones entre los fabricantes de alimentos para mascotas.

Conclusión

A día de hoy, sólo hay unos pocos estudios de investigación disponibles que aborden la toxicidad de las micotoxinas para la salud de perros y gatos, los animales de compañía más populares a nivel mundial. Así pues, el conocimiento veterinario sobre la gama potencial de efectos toxicológicos es todavía limitado, aunque se han registrado y descrito sus graves efectos sobre la salud (Boermans & Leung 2007; Bryden 2012).

Ahora bien, la conclusión general es que la presencia de micotoxinas en niveles mucho más bajos que los recomendados por las regulaciones de la UE no elimina el riesgo y se recomienda precaución porque la ingesta diaria a largo plazo de incluso pequeñas dosis de micotoxinas puede dañar lentamente la salud de las mascotas.

La inclusión de aditivos adsorbentes de micotoxinas en los alimentos para mascotas son una solución eficaz para mitigar estos riesgos.