MICOTOXINAS Y EFECTOS TÓXICOS EN LOS ANIMALES

Dentro de los costes de producción pecuaria, la nutrición y la salud animal superan el 50% de los costes totales. Tanto es así, que asegurar el bienestar y la salud de los animales se considera una inversión, puesto que conlleva una mejor reproducción y una mayor producción.

Este hecho pasa por la importancia de controlar y prevenir la existencia de micotoxinas en los alimentos para animales, puesto que el consumo de materias primas y piensos contaminados afectan de manera directa a la salud animal y, por ende, a la cadena alimentaria.

EFECTOS DE LAS MICOTOXINAS SEGÚN LA ESPECIE

AVES

En general, las aves son muy sensibles a las micotoxinas, aunque el efecto de estas también depende de la especie. Por ejemplo, los pollos de engorde no se ven tan afectados por la contaminación con aflatoxinas (inmunosupresora) en comparación con otras aves como los pavos, los gansos y los patos.

Por su parte, los tricotecenos tipo A como la toxina T2, la toxina HT-2 y el diacetoxiscripenol son una constante preocupación para la industria porque ocasionan fuertes pérdidas económicas. Y es que este tipo de micotoxinas son muy tóxicas para las aves, especialmente para los pollos, con consecuencias como la reducción de la ingesta de alimento, bajada de peso corporal, lesiones orales y reducción de la calidad de los huevos fértiles.

Por otra parte, los pavos y pollitos son muy sensibles a las ocratoxinas, y pueden ocasionarles reducción de peso, bajo crecimiento y una producción de huevos con mala calidad en su cáscara.

En cuanto a las fumonisinas, pueden ocasionar la muerte del animal en grados de alta contaminación.

CERDOS

Los cerdos son los animales de producción más propensos a contaminarse con micotoxinas.

En particular, las aflatoxinas son la clase de micotoxina que más los afecta, atacando su sistema inmunológico y reduciendo el apetito.

Las manifestaciones clínicas en el animal dependen del grado de contaminación. Pueden ser desde el crecimiento reducido hasta daño hepático. También pueden padecer vómitos cuando los niveles de intoxicación son altos.

Otras clases de micotoxinas, como la ocratoxina A, les ocasionan daño renal, disminución de peso y bajo crecimiento.

Por su parte, la zearalenona les produce efectos estrogénicos e incrementa la ocurrencia de abortos espontáneos en cerdas gestantes.

RUMIANTES

Los rumiantes también son muy sensibles a la contaminación por micotoxinas. Estas pueden, por ejemplo, llegar a modificar la microbiota ruminal.

Las micotoxinas en rumiantes también pueden alterar su función ruminal reduciendo su motilidad antes de afectar a la salud del propio animal.

Pueden verse afectados por aflatoxinas, zearalenona y tricotecenos y, en mayor medida, los rumiantes jóvenes y animales monogástricos.

Estas toxinas afectan en particular a las vacas lecheras. Cuando han sido ingeridas, reducen el consumo de alimentos, provocan mastitis aguda, pérdida de peso y trastornos respiratorios. También pueden producir inmunosupresión, daño hepático y por supuesto, reducción en la producción de leche.

Por su parte, la toxina T-2 les genera pérdida de peso y de apetito, baja la producción de leche y el crecimiento además de provocar gastroenteritis. También se asocia con el síndrome del intestino hemorrágico, puesto que es capaz de alterar la función inmunológica.

En rumiantes, la zearalenona altera los procesos reproductivos e, incluso, ocasiona abortos espontáneos.